La crisis -no seamos ilusos- será descargada sobre las espaldas de la periferia. La prensa mundial mostrará la caída del precio inmobiliario o de la industria de la construcción, la recesión y, desde ya, los vaivenes del mayor fracaso financiero del capitalismo. Pero el Sur, no sólo el geográfico sino el simbólico, tendrá poca visibilidad en los grandes medios mundiales a la hora de informar sobre cómo afecta a los más vulnerables. Hay un sur -o un quinto mundo- que hoy lo vive en las fronteras del Primer Mundo o en su interior. El nacionalismo xenófobo de las naciones prósperas se acentuará a medida que la crisis aumente. Un nacionalismo que se basa sólo en la criminalización de la exclusión de indocumentados. Florecen sentimientos comparables con el fascismo emergente en los `30 que justamente tuvieron como punto de partida la recesión posterior a la crisis del 29 de Wall Street. El tratamiento periodístico de prestigiosos medios europeos considerados liberales y respetuosos de la diferencia ya linda con el fascismo argumental. Como ejemplo vale el primer párrafo de su artículo de El País de Madrid del viernes pasado, que naturaliza la asociación entre el delito y el origen nacional: "En pocas semanas, los delincuentes extranjeros serán perseguidos por una unidad policial específica, habida cuenta de la alarma social que provocan determinados delitos a manos de extranjeros, ya sean integrantes de bandas de delincuencia organizada, terroristas o relacionados con la violencia de género. Se tratará de la Brigada de Expulsiones de Delincuentes Extranjeros, según anunció ayer en el Congreso el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho. A tono con esto, en los últimos meses avanzó la decisión en España de repatriar de modo compulsivo a los peruanos, ecuatorianos o guineanos que tuvieron un status especial de ciudadanía en los arios de crecimiento ibérico destinado a ocuparlos en puestos de baja remuneración, precisamente aquellos que los españoles nativos no quieren tener. Del mismo modo está procediendo Francia, cuyo equipo de fútbol está conformado mayoritariamente por jugadores norafricanos de las ex colonias pero que vio crecer la tensión racial con enfrentamientos abiertos. En los Estados Unidos, la recesión -cualquiera sea su magnitud- tendrá como perdedores a las comunidades de latinoamericanos y de afroamericanos. Queda como prueba de la ferocidad de George Bush la determinación de hacer un muro en la frontera mexicana. Su pasión por los muros tuvo una amarga derrota porque la Calle del Muro neoyorquina sufre un derrumbe sin precedentes. Pero poco se habla de que muchos inmigrantes del sur americano se enrolaron en la aventura bélica de Irak sólo ante la promesa de darle los papeles de residencia. Las grandes corporaciones privadas que constituyen el soporte del Consenso de Washington y la globalización atraviesan una tormenta. Sin embargo, tienen el control del Grupo de los 7, del Banco Mundial y de la Organización Mundial de Comercio, parte de los pilares en los que se construyen los muros que separan a las naciones periféricas de las centrales. Estos días quedó en descubierto que tanto el Tesoro norteamericano como el Banco Central Europeo tienen un inmenso poder que, en el primer caso más que el segundo, son una continuación de los intereses de la gran banca privada. Las Naciones Unidas quedaron reducidas a ser un auditorio. Salvo el Consejo de Seguridad, controlado por los países poderosos, han perdido toda capacidad decisoria. Si la Europa continental juega un rol tan importante en la escena internacional es porque después de la Segunda Guerra consolidaron un poderoso bloque regional. Nació Unasur A fines de mayo de este año, en Brasilia, nació la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Los jefes de Estado de la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela dieron un paso que procura la unión del Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones con el agregado de Chile, Guyana y Surinam. En esa oportunidad, Evo Morales, en su condición de presidente pro tempore del ente proyectado dijo: "En Cochabamba (2006) pusimos la piedra fundamental para la integración de nuestros pueblos, ahora en Brasilia 2008 con el Tratado Constitutivo, estamos levantando los cimientos de la Unasur, y los presidentes nos convertimos en obreros y albañiles para construir la unidad sudamericana" De inmediato, la mandataria chilena Michelle Bachelet asumía la titularidad del organismo y sostuvo: "Queremos demostrar que América latina es capaz de hablar con una voz firme y fuerte y de construir una integración eficaz». Quienes recuerdan el histórico encono entre Chile y Bolivia por la salida al mar de este último, tendrán presente que las relaciones entre esas dos naciones siempre fue fría, salvo la cooperación entre dictadores durante el período del Plan Cóndor, coordinado por políticas del Pentágono y la CIA. En el encuentro de Brasilia, se vio una vez más la cálida relación que une a Morales con Bachelet. En ese momento, nadie sabía que un grupo fascista alentado por el alcalde de Pando y escudado en agentes norteamericanos iban a protagonizar una matanza como del 11 de septiembre pasado. Este miércoles pasado, Bachelet encabezó la reunión de Unasur en Nueva York. La chilena, sorprendida por el tamaño del salón que los funcionarios de Naciones Unidas habían otorgado para el encuentro, soltó a los mandatarios asistentes: "Bueno, esta sala es tan grande como deberá ser nuestro Unasur" Pero no sólo fueron gestos: reclamaron una acción de Naciones Unidas para investigar los hechos de Pando que, de inmediato, fue avalada por el secretario general del organismo, Ban Kimoon, y que logró la adhesión de la Comunidad Europea. Pero hay un detalle importante: la Organización de Estados Americanos quiso ser protagonista de este reclamo de los presidentes sudamericanos y su secretario general -el también chileno José Miguel Insulza- recibió el hielo de los presidentes. Unasur asoma como un verdadero ámbito, el único, cuyo eje no está en Washington. No sólo mira al Sur sino que tiene proyectadas sus oficinas centrales en Quito, Ecuador. El factor Kirchner Brasil, Venezuela y Chile juegan un rol muy importante en la alianza regional. Pero Argentina no le va en zaga. Néstor Kirchner fue propuesto por el ecuatoriano Rafael Correa para asumir el rol de secretario ejecutivo de Unasur. Los mandatarios de Chile, Brasil, Venezuela, Perú (el presidente Alan García dijo: "Fuimos liberados por un argentino, más allá de las diferencias, nos sentiríamos representados por otro argentino en esta iniciativa regional") y Bolivia están de acuerdo. La única oposición es la del uruguayo, Tabaré Vázquez. Habría acuerdo también en que si Kirchner es designado para el cargo, las oficinas de Unasur se mudarían de Quito, como está proyectado, a Buenos Aires. En los próximos días, y en sintonía con la idea de fortalecer a los partidos populares de la región, en Buenos Aires se darán cita líderes del socialismo chileno con dirigentes del Frente Amplio uruguayo encabezados por el senador José (Pepe) Mujica y del Partido Trabalhista brasilero con presencia de Marco Aurelio García, figura destacada en el armado político regional ya que, durante sus años de dictadura en Brasil, participó de las luchas clandestinas en Chile y tuvo relación con las organizaciones y partidos que pelearon contra las dictaduras en otras naciones de esta región. Del lado argentino estarán algunos de los cuadros del kirchnerismo que más empeño tienen en ver florecer una diplomacia, activa y no de salón, que pueda enarbolar las necesidades y reivindicaciones regionales. Por Eduardo Anguita
Publicado por Miradas al Sur