sábado, 27 de septiembre de 2008

RECETA PARA UNA GUERRA CIVIL

EL PAPEL QUE JUEGA WASHINGTON EN LA CRISIS BOLIVIANA

Es el nuevo truco de los EE.UU.. Resultando incapaz de ganar una guerra de ocupación territorial, Washington recurre a la guerra indirecta, por intermediarios.

Su estrategia es intentar causar una guerra civil en Bolivia. Para eso, las provincias controladas por la derecha y que contienen las grandes propiedades agrícolas vinculadas a las multinacionales así como la mayoría de las reservas de gas y petróleo, multiplican las provocaciones para preparar una secesión.

Estudiando la acción secreta de las grandes potencias para hacer estallar Yugoslavia, se descubre que Washington está preparando la transformación de Bolivia en una nueva Yugoslavia.

Tiene los ingredientes necesarios para esta operación:

1. Inversiones masivas de la CIA.

2. Un embajador que estuvo en Kosovo y está especializado en la desestabilización.

3. Fascistas con experiencia.

Con estos ingredientes, puede preparar un golpe de Estado o una guerra civil. O los dos.

Primer ingrediente.

Como en Venezuela, la CIA invierte mucho en Bolivia. A través de sus pantallas habituales -Usaid, National Endowment for Democracy, Instituto Republicano Internacional- se subvenciona a las organizaciones de la derecha separatista de forma abundante.

El Usaid, por ejemplo, financió a Juan Carlos Orenda, consejero del comité cívico de Santa Cruz de extrema derecha y autor de un plan que preveía la división de esta provincia. Pero también de las organizaciones encargadas de sembrar la confusión y preparar propaganda anti-Evo.

En la universidad San Simón de Cochabamba, la Fundación del Milenio recibió 155.000 dólares para criticar la nacionalización del gas y defender el neoliberalismo. Trece jóvenes dirigentes bolivianos de derecha fueron invitados a seguir formaciones en Washington.

Segundo ingrediente.

¿De dónde viene Philip Goldberg, el embajador de Estados Unidos que Bolivia expulsó esta semana? De Yugoslavia, donde acumuló una rica experiencia sobre la manera de hacer estallar un país.

De 94 a 96, trabajó en Bosnia para el embajador Richard Holbrooke, uno de los estrategas en la desintegración. Luego, fomentó los desórdenes en Kosovo y la escisión entre Serbia y Montenegro.

El 28 de junio pasado fue detenida en el aeropuerto de La Paz la estadounidense Donna Thi, de 20 años y proveniente de Miami, por intentar ingresar con 500 cartuchos calibre 45 que había declarado en la aduana como "queso".

En la terminal aérea la esperaba la esposa del coronel James Campbell, jefe del grupo militar de la embajada de Estados Unidos en Bolivia.

El representante diplomático norteamericano, Philip Goldberg, intervino inmediatamente para gestionar la libertad de la mujer y declaró que se trataba de "un error inocente". La munición, dijo el funcionario, estaba destinada para "deporte y entrenamiento".

¿Por qué se exportó a Goldberg de los Balcanes a Bolivia? Para transformar ese país en una nueva Yugoslavia.

El separatismo es un método utilizado por los Estados Unidos para recuperar el control de riquezas naturales o regiones estratégicas cuando los gobiernos se muestran demasiado independientes, demasiado resistentes a las multinacionales.

Tercer ingrediente.

Fascistas con experiencia. En Bolivia, Goldberg sostuvo abiertamente y colaboró con hombres de negocios croatas a la cabeza de la secesión. Especialmente, Branko Marinkovic, miembro de la Federación de los Empresarios Libres de Santa Cruz provincia secesionista).

Enorme propietario de tierras, Marinkovic extrae también las cuerdas de Transporte de Hidrocarburos Transredes (que trabaja para Shell). Administra los seis mil kilómetros de tuberías de gas y petróleo que conducen a Chile, Brasil y Argentina.

Todos los ingredientes están listos para hacer estallar Bolivia. Los dólares de la CIA, más los expertos en la provocación de guerras civiles, más los fascistas reciclados en prósperos hombres de negocios.

por Walter Goobar

Miradas al Sur, 14/09/08